
15 jul 17ª Entrevista: Juan Ramón Mateos. Fundador de Ecointegral y presidente de Geointegral

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Entrevista realizada por Victoria Muñoz de Texla Renovables
La geotermia está llamada a cambiar el futuro del uso térmico de la energía”;
“El kWh más renovable es aquel que no se consume.” Con esta frase contundente, Juan Ramón Mateos introduce una de las fuentes de energía renovable más eficientes y, sin embargo, también, más desconocidas: la geotermia. “El único techo de cristal de la geotermia es el conocimiento por parte del gran público, de los estudios de arquitectura y de muchas ingenierías que no han tenido experiencia previa”, subraya. Esta tecnología aprovecha el calor almacenado bajo la superficie terrestre, no solo para climatizar edificios, sino también para generar electricidad, en el caso de la geotermina de alta entalpía (alta tempertura).
Desde 2024, Juan Ramón Mateos, ingeniero industrial, decidió cerrar una etapa exitosa de más de 25 años al frente de Ecointegral, para volcarse plenamente en Geointegral, empresa pionera en el diseño e instalación de sistemas de climatización y calor de procesos basados en geotermia de baja entalpía, llamada somera o superficial (al operar a profundidades menores de 150 metros). “Creamos Geointegral hace 15 años con la convicción de que la transición energética también pasa por optimizar al máximo el uso de la energía”, afirma.
Con casi tres décadas de experiencia en el sector renovable, Juan Ramón Mateos reconoce en esta entrevista que, a pesar de las “inmensas dificultades” que aún plantea la burocracia, el sector ha cumplido con creces. Hoy celebra los avances legislativos del nuevo Real Decreto-ley 7/2025, pero advierte que los esfuerzos no deben limitarse a reforzar las exigencias técnicas. Es imprescindible —dice— incentivar la inversión en la seguridad, la flexibilidad y la estabilidad del sistema eléctrico, impulsar la interconectividad internacional y apostar por los nuevos vectores libres de carbono (hidrógeno verde, amoníaco, almacenamiento electroquímico), el desarrollo del biogás y la evolución hacia modelos de gestión renovable más seguros y gestionables.
En esta ecuación —destaca— también deben tener cabida “tecnologías tradicionales libres de carbono” que aporten inercia y estabilidad al sistema, apostando por su actualización tecnológica y superando determinados “prejuicios ideológicos sin base técnica”.
En esta conversación para CLANER, repasamos los desafíos y oportunidades de un sector que ya no solo se mide por cuántos megavatios suma, sino por su capacidad para integrarse de forma eficiente, estable y sostenible en la economía del futuro.
Usted fundó Ecointegral hace más de dos décadas y ahora lidera Geointegral. ¿Cómo ha evolucionado su visión de las energías renovables desde sus primeros proyectos hasta los desarrollos que impulsa hoy? ¿En qué momento cree que está el sector y hacia dónde se deben dirigir los esfuerzos ahora?
Bueno, en realidad han sido casi 3 décadas y el mundo ha cambiado muchísimo al igual que el sector de la energía. Antes de fundar Ecointegral Ingeniería, SL en 1998, estuve durante unos 3 años en Desarrollos Eólicos, SA (por entonces perteneciente al grupo Abengoa) como responsable de promoción en Andalucía.
En aquellos años la aportación de renovables —o “energías alternativas”, como se las llamaba entonces— era insignificante, y nuestro gran desafío era integrar el mayor número posible de MW renovables en el sistema, impulsados por los compromisos del Protocolo de Kioto. La prioridad era construir potencia, principalmente eólica, lo que nos permitió en Ecointegral trabajar en numerosos proyectos, tanto de generación como de infraestructuras de evacuación.
Hoy, de los 132 GW de potencia instalada, casi 90 GW son renovables. Sin embargo, aún hay barreras que superar. La preservación de la seguridad del sistema eléctrico se ha convertido en una prioridad. El nuevo RDL 7/2025 incluye medidas para reforzar la supervisión y la resiliencia de la red, así como el reparto de responsabilidades entre productores que comparten infraestructuras.
En mi opinión, los esfuerzos deben dirigirse también a incentivar la inversión en la mejora de la seguridad, flexibilidad e interconectividad del sistema, al impulso de vectores como el hidrógeno verde, el amoníaco o el biogás, y al desarrollo de modelos de gestión más seguros y gestionables. En esta ecuación también deben caber tecnologías tradicionales libres de carbono que aporten inercia y estabilidad, dejando atrás prejuicios ideológicos sin base técnica.
Por mi parte, el pasado año 2024 decidí cerrar mi etapa al frente de la ingeniería Ecointegral/IDP (que hoy ya forma parte del grupo Bureau Veritas) y centrar mi actividad empresarial en la geotermia de baja entalpía (también llamada geotermia somera o superficial porque opera a profundidades menores de 150 m) a través de Geointegral, empresa andaluza y pionera que creamos hace 15 años en el convencimiento de que la transición energética también debe venir de la mano de la máxima optimización del uso de la energía.
El kWh más renovable es el que no se consume y, por tanto, tampoco se genera, y es aquí donde la geotermia está llamada a cambiar el futuro del uso térmico de la energía en el rango de temperaturas de mayor utilización final, tanto en sectores industriales como residencial y terciario.
Uno de los grandes males de la geotermia es el desconocimiento que aún existe sobre este tipo de energía. Como pionero en su uso, ¿qué ventajas competitivas aporta esta fuente renovable frente a otras tecnologías, tanto en la climatización de viviendas como en aplicaciones industriales?
Efectivamente la barrera que separa a la geotermia de convertirse en la principal tecnología usada para climatización y para procesos industriales de baja temperatura (entre 5 y 70ºC) es sencillamente el desconocimiento. Esta tecnología ofrece numerosas ventajas frente a los sistemas convencionales de climatización (solar-térmica, calderas, aerotermias, expansión directa, etc..).
Como ventaja medioambiental principal cabe destacar que utiliza la masiva inercia térmica del subsuelo para intercambiar calor o frío extraído de la superficie, lo que la convierte realmente en una fuente de energía renovable, inagotable y sin emisiones directas de CO₂. Es renovable porque la geotermia (si está correctamente dimensionada e instalada) siempre consigue un COP (Coeficient of Performance / Coeficiente de Rendimiento) muy superior a 2,5 tanto en la producción de frío como de calor (que es el límite para considerarse renovable según la Directiva 2009/28/CE). La aerotermia, sin embargo, a menudo no consigue alcanzar ese umbral de eficiencia.
Esto se convierte también en una importante ventaja económica, ya que esa alta eficiencia energética (COP entre 4 y 6, lo que significa que por cada kWh eléctrico consumido, proporciona 4-6 kWh térmicos) se traduce directamente en un sustancial ahorro de energía y, por tanto, también en términos económicos.
Por otra parte, las bombas de calor geotérmicas tienen menos desgaste y menor deterioro mecánico y eléctrico que otros sistemas convencionales, entre otros motivos, porque no están expuestas a la intemperie y a los diferentes agentes que deterioran las unidades exteriores (sol, lluvia, ambientes corrosivos, animales, etc..). Este aspecto también supone una ventaja muy importante en materia de seguridad ya que, al no tener unidades que necesariamente deban estar en el exterior, se elimina esta vulnerabilidad que sí poseen el resto de los sistemas convencionales que intercambian calor con el aire. Esta ventaja es especialmente importante y valorada en infraestructuras de misión crítica, como es el caso de aplicaciones de defensa, data centers, centros de control, etc.
“LA BARRERA QUE SEPARA A LA GEOTERMIA DE CONVERTIRSE EN LA PRINCIPAL TECNOLOGÍA USADA PARA CLIMATIZACIÓN Y PARA PROCESOS INDUSTRIALES DE BAJA TEMPERATURA (ENTRE 5 Y 70ºC) ES SENCILLAMENTE EL DESCONOCIMIENTO”
La geotermia es un sistema que proporciona calefacción en invierno, refrigeración en verano y agua caliente sanitaria (ACS) todo el año desde un mismo sistema manteniendo constante la eficiencia gracias a que el subsuelo mantiene una temperatura prácticamente constante todo el año (aprox.18 °C). Es un sistema silencioso y discreto. Al no tener unidades exteriores, se mejora la estética de los edificios, se eliminan ruidos y vibraciones y se recuperan para su aprovechamiento espacios exteriores que de otro modo estarían destinados exclusivamente a alojar máquinas (que emiten calor, ruido, etc..).
En Geointegral tenemos clientes que no usaban la terraza por estar llena de máquinas y, tras una reforma energética en la que hemos implementado geotermia, han recuperado las terrazas como espacios exteriores de gran valor (terrazas en restaurantes, solárium, zonas de ocio, etc..).
Aquí estamos hablando sobre todo de actuaciones en el sector doméstico y terciario, pero en Geointegral estamos empezando a trabajar en entornos industriales con instalaciones mucho más grandes en el entorno de varios MW de potencia eléctrica cuya contribución al proceso de descarbonización cambia la escala en la que hasta ahora estaba situada la geotermia y esto nos ilusiona especialmente.
En un contexto de creciente electrificación y necesidad de fuentes gestionables, ¿dónde sitúa usted la energía geotérmica dentro del mix energético de los próximos años?
Si hablamos de geotermia de alta entalpía (alta temperatura), yo creo que ésta no tendrá un peso significativo en el mix renovable en España en el corto plazo por diferentes motivos, pero sí podría jugar un papel estratégico y localizado como fuente gestionable y descarbonizada si se aprovecha su potencial en islas y zonas con gradiente geotérmico elevado. Su impulso dependerá de la voluntad política, inversión en I+D y adecuación normativa.
“LA ENERGÍA GEOTÉRMICA NO TIENE RIVAL PARA EDIFICIOS PLURIFAMILIARES O EDIFICIOS PÚBLICOS CON GRAN CONSUMO ENERGÉTICO”
En Geointegral no descartamos trabajar próximamente en algunos proyectos de alta entalpía pero, hasta la fecha, sólo trabajamos con geotermia de baja entalpía y ésta es una tecnología que, en la práctica, no es válida para la generación eléctrica.
¿Qué barreras tecnológicas, económicas o normativas deben superarse para que la geotermia alcance un mayor grado de implantación? ¿Y qué condiciones harían viable su despliegue masivo en territorios como Andalucía?
En contra del pensamiento generalizado, no hay barreras tecnológicas, ni económicas, ni mucho menos normativas, para la implantación de la energía geotérmica. El único techo de cristal de la energía geotérmica es el conocimiento por parte del gran público, de los estudios de arquitectura y de muchas ingenierías que no han tenido experiencia previa.
La tecnología hoy está plenamente desarrollada y estamos en una fase en la que se están reduciendo de manera muy importante los costes de ejecución de las instalaciones geotérmicas.
La energía geotérmica no tiene rival para edificios plurifamiliares o edificios públicos con gran consumo energético.
Otra tecnología de base, que puede producir energía de manera continua y controlada frente a la intermitencia de la fotovoltaica o eólica, es el biogás que tiene un enorme potencial en sectores como el agroalimentario o la gestión de residuos. ¿Cree que estamos aprovechando suficientemente esta oportunidad en España?
Desde una perspectiva técnica y estratégica yo creo que no estamos aprovechando todo el potencial que podría tener el biogás en España. Me explico: si bien disponemos de recursos orgánicos abundantes (especialmente en sectores como el agroindustrial, la ganadería intensiva o la fracción orgánica de los residuos urbanos), la valorización energética mediante digestión anaerobia sigue siendo aún muy limitada en comparación con nuestro potencial teórico y con lo que han logrado otros países de nuestro entorno en Europa.
El marco normativo ha evolucionado en los últimos años, pero aún persisten barreras significativas: la tramitación administrativa es compleja, los incentivos económicos son poco predecibles y sobre todo, todavía no existe una planificación estatal clara para integrar el biometano en la red gasista de forma masiva. Adicionalmente, la falta de mecanismos de garantía de origen y la existencia de precios competitivos de venta complica la viabilidad financiera de muchos proyectos.
Desde el punto de vista técnico, el biogás tiene una ventaja clara: es una fuente gestionable, almacenable e inyectable que puede ayudar a estabilizar el sistema eléctrico en combinación con otras renovables no gestionables. La tecnología de digestión anaerobia está madura y existen soluciones eficientes para el upgrading a biometano, así como para su posterior uso en movilidad, autoconsumo industrial o inyección a red.
“LA TRAMITACIÓN ADMINISTRATIVA ES COMPLEJA, LOS INCENTIVOS ECONÓMICOS SON POCO PREDECIBLES Y SOBRE TODO, TODAVÍA NO EXISTE UNA PLANIFICACIÓN ESTATAL CLARA PARA INTEGRAR EL BIOMETANO EN LA RED GASISTA DE FORMA MASIVA”
En este sentido, no solo hablamos de energía, sino también de economía circular. El digestato, bien gestionado, puede sustituir fertilizantes químicos, cerrando ciclos de nutrientes. Además, una apuesta decidida por el biogás contribuiría a la descarbonización de sectores difíciles de electrificar y permitiría una gestión más sostenible de residuos orgánicos.
España tiene la materia prima, el conocimiento técnico y la necesidad. Solo falta voluntad política, estabilidad regulatoria y visión a largo plazo para que el biogás se convierta en una verdadera palanca de transición energética.
En plena transición energética, surgen, también, nuevos vectores como el hidrógeno verde, el amoníaco renovable o los ecombustibles, que podrían transformar sectores difíciles de descarbonizar. ¿Cuál es su visión sobre el papel que jugarán estos nuevos vectores en el mix energético del futuro? ¿La infraestructura y la regulación en España están preparadas para acompañar su desarrollo?
Al igual que el biogás del que hablábamos en la anterior cuestión, creo que algunos de los nuevos vectores energéticos podrían desempeñar un papel clave porque representan soluciones prometedoras para descarbonizar sectores que, hasta ahora, han sido especialmente difíciles de electrificar, como la industria pesada, el transporte marítimo o la aviación.
El hidrógeno verde, por ejemplo, tiene potencial no solo como combustible directo, sino como sistema de almacenamiento energético a gran escala (P2G ó Power to Gas) y durante largos periodos (a diferencia del almacenamiento electroquímico). Aunque el rendimiento del proceso completo es relativamente bajo (30 – 40%), éste podría aprovechar energía de generadores renovables en periodos de alta producción y baja demanda que de otro modo se perdería.
“ESPAÑA TIENE LA MATERIA PRIMA, EL CONOCIMIENTO TÉCNICO Y LA NECESIDAD. SOLO FALTA VOLUNTAD POLÍTICA, ESTABILIDAD REGULATORIA Y VISIÓN A LARGO PLAZO PARA QUE EL BIOGÁS SE CONVIERTA EN UNA VERDADERA PALANCA DE TRANSICIÓN ENERGÉTICA”
Su papel será especialmente relevante en industrias como la siderurgia o la química, donde ya se están desarrollando proyectos piloto muy interesantes. El amoníaco renovable, derivado del hidrógeno, tiene además la ventaja de ser más fácil de almacenar y transportar, lo que lo convierte en una opción muy atractiva para el transporte marítimo o la producción de fertilizantes con una huella de carbono reducida.
En cuanto a los ecombustibles, si bien su rendimiento energético global no es tan eficiente como el de otras soluciones, podrían desempeñar un rol estratégico en sectores concretos donde la electrificación no es viable en el corto o medio plazo, como la aviación o determinados usos en automoción (coches clásicos, competición, etc..) donde su compatibilidad con las infraestructuras existentes supone una ventaja importante.
Respecto a la preparación de España para acoger este nuevo paradigma, hay que reconocer que partimos con importantes ventajas: Contamos con un recurso renovable excepcional, tanto en energía solar como eólica, lo que nos sitúa en una posición privilegiada para producir hidrógeno verde de forma competitiva. Además, ya existen iniciativas ambiciosas como los valles de hidrógeno verde en diferentes comunidades autónomas, y el país ha definido una Estrategia Nacional del Hidrógeno con objetivos concretos para 2030, lo cual es un paso importante.
Ahora bien, el reto está en acelerar el despliegue de infraestructuras específicas (como gasoductos adaptados al hidrógeno, hubs logísticos o estaciones de servicio) y en avanzar en una regulación clara, estable y alineada con los marcos europeos. La tecnología avanza rápido, pero si la normativa y la tramitación administrativa no lo hacen al mismo ritmo, corremos el riesgo de perder tracción. También es fundamental fomentar la demanda local e industrial, y acompañarlo todo con inversión en formación y cualificación profesional, porque el capital humano será tan clave como el tecnológico.
En resumen, tenemos el potencial, los recursos y las intenciones. Lo que necesitamos ahora (de nuevo) es determinación política, colaboración público-privada y una hoja de ruta ambiciosa pero realista para consolidar a España como uno de los referentes europeos en estos nuevos vectores energéticos.
Durante la recogida del Premio Andalucía Excelente en 2024, usted subrayó la importancia de ofrecer “propuestas innovadoras y más competitivas”. En un sector tan regulado como el energético, ¿cuál cree que es la clave para mantenerse en la vanguardia sin perder competitividad ni solvencia?
Innovar, innovar y luego innovar, ya sea en producto o en proceso. Como en casi cualquier sector estar a la vanguardia es la mejor garantía de competitividad, pero hoy no es suficiente con incorporar las mejoras que el estado del arte de tu sector implanta o comercializa, sino que hay que ir siempre un paso por delante pensando siempre en qué puedo hacer mejor para obtener mejores resultados para el cliente y para la empresa.

Después de más de veinte años emprendiendo en el sector energético, ¿Qué ha sido lo más difícil de sostener en un entorno tan exigente, y qué consejo daría a quienes hoy inician un proyecto con vocación transformadora e innovadora?
Lo más difícil, como en casi todos los proyectos, ha sido atraer y retener talento en un sector cada vez más complejo y exigente, talento que permita un crecimiento continuo y sostenible.
“DADO QUE EN ESPAÑA TENEMOS LA SUERTE DE CONTAR CON VIENTO Y MUCHO SOL COMO ENERGÍA PRIMARIA, UN CONCEPTO DE RED INTELIGENTE DEL FUTURO O SISTEMA ENERGÉTICO AUTOORGANIZADO BASADO EN IA, NOS CONVERTIRÍA EN UN PAÍS MUCHO MÁS COMPETITIVO DESDE EL PUNTO DE VISTA ENERGÉTICO”
Mi consejo a quién hoy tenga una idea transformadora e innovadora, es que trabaje bien la visión y la misión de su proyecto, establezca unos valores claros y con altitud de miras con los que quiere desarrollarlo, busque a los mejores colaboradores consiguiendo enamorarles de su proyecto y trabaje duro con entusiasmo contagioso. Yo no conozco otra forma de conseguir hacer realidad un proyecto.
¿Qué tecnologías disruptivas considera prioritarias para impulsar la innovación energética y mantener la competitividad ante los rápidos cambios del mercado y cuál cree que será el papel que jugará la inteligencia artificial?
Hay muchas tecnologías que serán disruptivas en los próximos años y muchas estarán relacionadas con la IA.
Pienso que en un futuro muy próximo se podrán desarrollar sistemas que optimicen de manera coordinada la gestión de la producción, del almacenamiento de energía (en sus distintas formas) y de la demanda basados en IA que, gracias a las capacidades actuales de las comunicaciones, gestione de manera masiva en tiempo real los millones de elementos que estén conectados en la red (vehículos eléctricos y baterías, todos los generadores, las cargas domésticas e industriales de mayor potencia, los elementos de almacenamiento químico y bombeo hidráulico, etc) a través de estándares de comunicación bidireccional y control (seguramente con tecnología blockchain como infraestructura de confianza, trazabilidad y automatización) pudiendo actuar en ellos bajo unos parámetros y configuración individualizada de cada uno (según las preferencias y hábitos de cada productor, almacenamiento y usuario) y regulando con criterios de seguridad y estabilidad el funcionamiento del sistema a través del precio instantáneo que coordine un clearing-house, previsión de meteorología y otras variables. El sistema podría ir aprendiendo del comportamiento de cada elemento para hacer predicciones, programar la evolución de eventos, etc.
Dado que en España tenemos la suerte de contar con viento y mucho sol como energía primaria, un concepto de red inteligente del futuro o sistema energético autoorganizado basado en IA como el descrito anteriormente, nos convertiría en un país mucho más competitivo desde el punto de vista energético.
En cualquier caso, “como yo he venido a hablar de mi libro” (como diría el gran Francisco Umbral) cabe indicar que la geotermia siempre estará ahí para optimizar el uso de cada kWh invertido en aplicaciones térmicas, y la electrónica de control de las bombas de calor geotérmicas y de sus sistemas de distribución, se beneficiarán de tecnologías como la IA para mejorar día a día las prestaciones y los rendimientos.
Cada vez más proyectos renovables se ven condicionados por la falta de profesionales cualificados. ¿En qué medida considera que esta brecha de talento puede comprometer el ritmo de la transición energética?
En España no sólo tenemos un problema grave de falta de profesionales en renovables, sino en muchos campos. La brecha de talento va a comprometer en los próximos años el avance de muchos sectores (desde la sanidad, la construcción, los servicios, etc) y se está ya convirtiendo en un problema muy grave.
Si no se actúa ya para evitarlo desde quiénes tienen competencia para ello, a medida que las generaciones de profesionales seniors (que en este momento están desbordados de trabajo) empiecen a jubilarse, muchas actividades se van a quedar con total seguridad sin profesionales en España y cada vez será más difícil y caro obtener productos y servicios que requieran mano de obra, talento y formación.
Aunque en Andalucía, por suerte, tenemos iniciativas como el nuevo Campus de Formación Profesional y Empleo de Córdoba en las que son las propias empresas las que, con el apoyo de la administración local y autonómica, se están implicando al 100% en una formación profesional de alta calidad adaptada al mercado laboral, se tienen que dar otras condiciones que incentiven en los jóvenes el desarrollo académico y profesional en sectores que están literalmente quedándose sin profesionales.
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Entrevista realizada por Victoria Muñoz de Texla Renovables